Montessori

“La mano es el instrumento de la inteligencia. Los movimientos no solo los hacemos simplemente por movernos, cada movimiento tiene su propósito, siempre tiene alguna intención.”


María Montessori

La pedagogía Montessori en la etapa de 0 a 6, es puramente sensorial y todo se aprende a través de los sentidos, especialmente a través de las manos. Los materiales Montessori incorporan varios sentidos para adaptarse a las múltiples formas de aprender de los niños. Cuantos más sentidos se utilicen a la hora de usar un material, más significativo será el aprendizaje.

“Con las manos concibe el ser humano su entorno. Ellas son las herramientas ejecutoras de la inteligencia. Las manos son creativas, pueden producir cosas. Los órganos sensoriales y la capacidad de coordinación se desarrollan a través de las actividades manuales.”


María Montessori

El currículum Montessori está formado por cinco áreas de conocimiento: vida práctica, sensorial, lenguaje, matemáticas y cultura. También se trabaja el arte y la música. Todas fueron concebidas para ser trabajadas de forma vivencial, a través de materiales manipulativos, hechos con elementos naturales, que ayuden a aprender a través de los sentidos, especialmente de las manos.

Cuando hablamos del currículum en Montessori, no nos referimos a algo estricto que haya que seguir, sino a una secuencia de eventos con objetivos concretos. En Montessori se sigue al niño y por lo tanto ese currículum es una guía para el adulto, para saber lo que se puede ofrecer a continuación, según en qué etapa se encuentre el niño. 


Dentro del currículum Montessori, hay una parte exclusivamente dedicada a la vida práctica. Esa es la gran importancia que se le da. Todo empieza aquí. La vida práctica es la base que permitirá a los niños preparar sus manos para la vida, desarrollar la motricidad fina que dará lugar a la lecto-escritura, la mente matemática, la precisión, y su sensibilidad al orden. También es lo que les va a permitir concentrarse por largos periodos de tiempo y trabajar con propósito. El hecho de poder planificarlo, llevarlo a cabo y completarlo, le produce al niño una gran satisfacción.

La vida práctica se divide en tres partes: cuidado de uno mismo, cuidado del otro y cuidado del ambiente.

Las actividades de vida práctica ayudan al niño a ser autónomo y a hacer las cosas por sí mismo. Le permiten aprender a vestirse solo, lavarse las manos, elegir su ropa, peinarse, ponerse los zapatos, cepillarse los dientes, prepararse algo de comer, y todo lo que un ser humano hace a diario para cuidarse.

El cuidado del otro consiste en todas las actividades que se basan en la gracia y la cortesía hacia los demás: moverse con delicadeza, comer con educación, ofrecer comida, utilizar “gracias” y “por favor”, etc.

El cuidado del ambiente se basa en actividades que mejoran y cuidan el espacio, como limpiar los cristales, lavar los platos, cuidar de un jardín, o preparar un arreglo floral.



Los materiales del área sensorial le dan al niño las herramientas necesarias para refinar los sentidos y experimentar su mundo. Funcionan aislando un concepto concreto. Por ejemplo, en la torre rosa, hay que ordenar los cubos por tamaño. Todos tienen el mismo color, lo único que cambia de un cubo a otro es el tamaño. Lo que se pretende con cada material es aislar una cualidad concreta, crear una secuencia y hacerlo con la precisión y el orden necesarios.

Los materiales de esta área preparan la mente para pensar matemáticamente, ordenar, secuenciar, etc.


Lenguaje


Leer y escribir permiten que el niño pueda expresar sus pensamientos, clasificar el mundo nombrándolo, investigar y comunicar. Es una puerta maravillosa al conocimiento.

El lenguaje se trabaja desde el nacimiento, a través de cuentos, por ejemplo. Alrededor del año y medio, se introducen las tarjetas en tres partes, que consisten en una serie de tres tarjetas: una tarjeta con una imagen o foto y la palabra asociada, otra tarjeta solo con la imagen y otra solo con la palabra, de forma que el niño pueda emparejar, la imagen o la palabra con la que tiene ambas cosas. Estas tarjetas sirven para trabajar el vocabulario sobre tantos temas como uno desee.

Se suelen dar varias tarjetas de este tipo a la vez, para que el niño descubra qué va con qué. Inicialmente se emparejan objetos iguales, luego se introducen imágenes y objetos a emparejar. El niño podrá emparejar un objeto a una tarjeta. Más adelante, se emparejan las dos tarjetas con imágenes. Por último podrá emparejar la tarjeta con texto también.

El proceso de lecto-escritura empieza con juegos de sonidos, para obtener conciencia fonológica. Es imprescindible que el niño identifique los sonidos de las palabras antes de introducir las letras. Se suelen utilizar pequeños objetos que el niño puede manipular a la hora de jugar a los juegos de sonidos. Una vez se empiezan a reconocer sonidos, se introducen las letras de papel de lija, donde cada letra se sigue con los dedos para que el niño pueda interiorizar su grafía a través del movimiento de sus dedos. Las letras se van introduciendo de dos en dos mediante la lección en tres períodos: primero se asocia el nombre al objeto; luego se reconoce el objeto que corresponde al nombre y por último se comprueban los dos anteriores pidiéndole al niño que nos diga el nombre del objeto.  

Una vez el niño es capaz de identificar los sonidos correspondientes a cada letra, entonces se introduce el alfabeto móvil. El niño podrá formar palabras sin saber escribir las letras físicamente sobre el papel.

Más adelante, el niño empezará a decodificar palabras, primero con un contexto y luego sin él.

En paralelo al proceso anterior, se prepara la mano para la escritura con los resaques metálicos. Estos resaques de formas geométricas, contienen todos los trazos necesarios para escribir todas las letras del alfabeto. Mediante la repetición, la mano se prepara para escribir las letras sin necesidad de copiarlas ni de hacer ningún tipo de caligrafía o fichas. 

Lo que sí se usa es una bandeja con arena para practicar el trazo de las letras. También se incorpora una pizarra.



En el área de matemáticas se trabaja con material manipulativo, que hace que el aprendizaje se base en cosas concretas, para más adelante pasar a la abstracción. Durante el periodo de 3 a 6, se pueden ver los conceptos de conteo, los números, las secuencias, la clasificación, el sistema decimal, las sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, las fracciones, así como operaciones con números grandes. En esta área no podemos saltarnos etapas, ya que unas se construyen sobre las otras. 

Antes de introducir el número abstracto, el niño tiene que entender el concepto de cantidad. Es por esta razón que los juegos de emparejar de los que hemos hablado en el apartado anterior, son el precursor del conteo, introduciendo el concepto de correspondencia uno a uno, que es el principio que nos permite contar elementos dentro de un grupo (contando cada uno solo una vez). 

A parte de los materiales manipulativos que forman parte del método Montessori, existen muchos otros que complementan este aprendizaje: bloques geométricos, policubos, bloques lógicos, etc. 

Maria Antonia Canals estudió la metodología Montessori en detalle y se dio cuenta de que algunas cosas se podían hacer de otra manera para mejorar la comprensión de ciertos conceptos. En lugar de utilizar perlas para las operaciones, usaba regletas, ya que estas no tienen el alambre a cada lado, que dificulta que los niños vean las correspondencias entre cantidades. Con las regletas se puede ver directamente si el resultado de una operación es mayor que el de otra. También desarrolló muchos otros materiales manipulativos para trabajar aspectos tan importantes como la lógica, las transformaciones geométricas, la resolución de problemas, las fracciones, etc.


Descubriendo el mundo

Caminaremos juntos en este camino de la vida, ya que todas las cosas son parte del universo y están conectadas entre sí para formar una unidad completa.

María Montessori


El área de cultura incluye la física, la biología, la historia, la geografía, la danza, la música y el arte. Esta área permite establecer las bases de lo que Maria Montessori denominó Educación Cósmica y que forma parte del currículum de primaria. La educación cósmica, le muestra al niño el mundo en su totalidad, su lugar en el mundo partiendo de lo más grande, del Universo, y acabando en el niño. Esto crea la base de lo que Maria Montessori denominó Educación para la paz, ya que el niño aprende que todo está interconectado y puede sentir gratitud por todo lo que le rodea. 

Hasta los seis años, las lecciones y experiencias de la educación cósmica tienen lugar a través de experiencias sensoriales y del movimiento. El mundo se lleva al aula. En primaria, el niño sale al mundo. El niño aprende sobre el agua y la tierra, las plantas y los animales, la física, las distintas culturas que pueblan el planeta, la música, la danza, el arte, el lenguaje y las matemáticas.