Con las manos concibe el ser humano su entorno. Ellas son las herramientas ejecutoras de la inteligencia. Las manos son creativas, pueden producir cosas. Los órganos sensoriales y la capacidad de coordinación se desarrollan a través de las actividades manuales.
María Montessori
Maria Montessori, a través de sus observaciones e investigaciones, sabía que las manos son esenciales para el aprendizaje, por eso muchos de sus materiales se basan en desarrollar la sensibilidad y el movimiento coordinado de éstas.
Hoy en día, sabemos que lo que Maria Montessori observó en los niños ha sido corroborado por la neurociencia y que efectivamente, las manos forman un papel principal en nuestra comprensión del mundo que nos rodea. Desarrollar su movimiento y sensibilidad es esencial para nuestro aprendizaje. El neurocirujano Wilder Penfield, demostró que existe una relación directa entre el movimiento y la sensibilidad de las distintas partes del cuerpo y las circonvoluciones del surco central y del lóbulo parietal del cerebro, respectivamente.
Cada parte de nuestro cuerpo tiene una sensibilidad asociada, que el Dr. Penfield mapeó sobre la zona cerebral correspondiente, como si de una forma humana se tratara, dando como resultado un hombre desproporcionado, con las áreas más sensibles representadas más grandes. A esta representación la llamó homúnculo.
Sabemos que existen dos homúnculos, uno sensorial y otro motor.
El Homúnculo motor se sitúa en el surco central de la corteza frontal, que es la responsable principal del funcionamiento motor del cuerpo, en colaboración con otras áreas. Su representación muestra una boca, ojos y manos enormes, porque estas áreas presentan más receptores y nervios motores. Esta representación tendrá un desarrollo un poco diferente en cada ser humano, ya que depende del uso de estas zonas del cuerpo. A mayor uso, mayor capacidades motoras
El Homúnculo sensorial representa la sensibilidad táctil, de dolor o de presión de cada parte del cuerpo y se sitúa en el lóbulo parietal, en su unión con el lóbulo frontal. Es esta área la que contiene el esquema corporal de forma invertida (la parte derecha del cuerpo se representa a la izquierda de esta zona cerebral y la izquierda en la derecha). El Tálamo ayuda a integrar la información de nuestro cuerpo y envía las proyecciones a esta área del cerebro, para percibir el mundo de forma integrada. Este homúnculo también regula nuestro estado interno y nuestro bienestar emocional y físico.
No existe otro órgano mediante el cual un ser viviente pueda llevar a cabo movimientos tan diversos como el humano con sus manos.
JEANNEROD
También se sabe que el movimiento y la sensibilidad de las manos y de los dedos impacta en el desarrollo del cerebro. Se ha demostrado que las actividades de motricidad fina, hacen que crezca la zona del cerebro destinada al movimiento de las manos. Esta relación entre manos y cerebro es muy dinámica. La zona va cambiando según lo que ejercitemos las manos. Por lo tanto, podemos comprender que el mover y sentir con las manos, para los niños, tiene un impacto directo en su desarrollo cerebral y por lo tanto en su inteligencia.
Las manos son la parte del cuerpo que nos permiten hacer movimientos más complejos. El tener pulgares oponibles, hace que nos distingamos de cualquier otro animal del planeta, por los movimientos tan específicos que podemos llegar a hacer. Esto a su vez, repercute en nuestro cerebro y en la inteligencia de las manos.
Actividades como tejer, coser, las rimas de dedos o las manualidades, son muy beneficiosas para el desarrollo cognitivo de los niños, proporcionándoles oportunidades de mejorar su motricidad fina, hacer movimientos de manos y dedos más elaborados, e impactando en el desarrollo cerebral y cognitivo. También son actividades que calman y relajan, ya que hacen que el niño se conecte con sí mismo mediante la concentración y la repetición de los movimientos.
Las manos se vuelven más inteligentes a medida que adquieren destreza, y esto impacta en el área postcentral del cerebro. Al ampliarse estas áreas del cerebro, también se repercute en otras funciones de las cuales estas áreas son responsables.