Manos que ven

El mundo es un lugar fascinante para el niño, y desean absorberlo en su totalidad. Al no estar limitados a un aula, no es necesario limitarse a los libros para aprender. Se puede vivir a través de experiencias reales, como salir a la naturaleza, cuidar de un huerto, estudiar las plantas, los animales, el clima, etc. 

El universo

A los niños les apasiona el espacio, y también es un momento ideal para introducir los planetas, las estrellas y constelaciones, el ciclo de la luna, etc. de una forma sensorial, mediante modelos que ellos puedan tocar. Se pueden usar miniaturas, o bien crear los objetos de cualquier otra forma (pintando piedras, cosiéndolos, etc).

Hay un sinfín de actividades para explorar el universo. Se pueden crear constelaciones con nubes y palillos. 

Geografía y cultura

En la etapa de 3-6, se introducen los continentes, después de observar un globo terráqueo, donde el mar es azul y los continentes están hechos de papel de lija, para que sea completamente sensorial y el niño entienda que la tierra está formada por tierra y agua. Después se presenta el globo de los continentes, donde cada continente está representado de un color.

Más adelante se presenta la clasificación entre tierra, agua y aire, que dará lugar a hablar de los accidentes geográficos. En las clases Montessori, tienen modelos comerciales para trabajar estos conceptos. A nosotras nos gusta más jugar en la arena de la playa a crear los distintos accidentes geográficos. También se pueden hacer caseros con arcilla.

Cada continente se estudia en detalle a través de puzzles manipulativos de madera, donde cada país es una pieza. El pomo para coger la pieza se sitúa en la capital de cada país. Estos mapas permiten crear mapas sobre papel, trazando cada continente o país. 

También hay un puzzle con todos los continentes.

En las escuelas Montessori, los niños utilizan este mapa para crear el suyo. Utilizan los continentes como resaques y los recortan con un punzón. Luego montan su propio mapa mediante collage.

También se puede crear un mapa de continentes de fieltro, para poder añadir todo lo que uno desee trabajar en él. 

Existen materiales ya creados para aprender sobre los animales de los continentes o los monumentos.

En la etapa de 3-6, se introducen los continentes, después de observar un globo terráqueo, donde el mar es azul y los continentes están hechos de papel de lija, para que sea completamente sensorial y el niño entienda que la tierra está formada por tierra y agua. Después se presenta el globo de los continentes, donde cada continente está representado de un color.

Más adelante se presenta la clasificación entre tierra, agua y aire, que dará lugar a hablar de los accidentes geográficos. En las clases Montessori, tienen modelos comerciales para trabajar estos conceptos. A nosotras nos gusta más jugar en la arena de la playa a crear los distintos accidentes geográficos. También se pueden hacer caseros con arcilla.

Cada continente se estudia en detalle a través de puzzles manipulativos de madera, donde cada país es una pieza. El pomo para coger la pieza se sitúa en la capital de cada país. Estos mapas permiten crear mapas sobre papel, trazando cada continente o país. 

También hay un puzzle con todos los continentes.

En las escuelas Montessori, los niños utilizan este mapa para crear el suyo. Utilizan los continentes como resaques y los recortan con un punzón. Luego montan su propio mapa mediante collage.

También se puede crear un mapa de continentes de fieltro, para poder añadir todo lo que uno desee trabajar en él. 

Existen materiales ya creados para aprender sobre los animales de los continentes o los monumentos.

Otro recurso muy interesante para introducir las culturas del mundo son las cajas de los continentes. Se pueden crear con cajas de plástico, de zapatos o con cajas de madera. Hay una caja por cada continente, en la que se ponen cosas relacionadas con el continente en cuestión: monedas, sellos, trozos de tela, fotos, etc. De esta forma los niños pueden explorarlas libremente y tener una sensación de cómo se vive en estos continentes. 

Se pueden añadir tarjetas de los niños del mundo, que complementen cada caja, o trabajarlas por separado. Es importante que los materiales de la gente del mundo que elijamos no caiga en estereotipos y sea fiel a la realidad del lugar. En España, no vamos todos vestidos con vestidos de sevillanas. Igual sucede en el resto del mundo. Lo ideal es mostrar que los niños, son niños de verdad.

Las tarjetas de los niños del mundo las puedes encontrar AQUÍ.

Ciencias

Las ciencias se viven a través de experiencias reales y se trabajan muy en contacto con la naturaleza. Por ejemplo, el gabinete de botánica se puede utilizar para trabajar las formas de las hojas y ver las distintas características, pero nada como estudiar las hojas en una visita al bosque. 

Se pueden incluir en el ambiente prismáticos, microscopios, lupas de varios tipos, pinzas, etc. Una mesa de observación también es un recurso muy interesante para que el niño pueda explorar objetos naturales después de recogerlos en un paseo por el bosque.

Un diario de naturaleza también favorece el aprendizaje del entorno natural y la observación. Hablaremos de él en el módulo La necesidad del contacto con la naturaleza.

Los puzzles Montessori de animales, flor, árbol, etc, también son un buen recurso para aprender nomenclatura y también son estupendos como primeros puzzles, ya que tienen un pequeño botón para facilitar el agarre y ejercitar la pinza. También se pueden hacer fácilmente con fieltro.

Aunque no es un recurso Montessori, proponer una mesa de experimentación permitirá a los niños llevar a cabo experimentos. Se pueden trabajar conceptos como el magnetismo, lo que flota y lo que no flota, etc. Estos conceptos sí forman parte del currículum Montessori, aunque en una mesa de experimentación se deja al niño libre de explorar y experimentar.

Por otro lado, hay actividades diarias que nos conectan con las ciencias como observar el tiempo, la forma de las nubes, medir la temperatura exterior con un termómetro, etc. Estas pequeñas actividades prácticas pueden enseñar mucho a parte de ser muy divertidas.