Manos que cuidan

La vida práctica se trabaja tanto en Waldorf como en Montessori, aunque con enfoques un poco diferentes. 

En la pedagogía Waldorf, se incluye a los niños en el ritmo diario y estos juegan a imitar a los adultos. Cada semana también se hace pan y muchas manualidades como coser, hacer velas, o pintar con acuarelas. En una casa, es fácil (y muy recomendable) integrar estas actividades en nuestro ritmo diario y semanal. En el módulo siguiente, profundizaremos más sobre la parte artística de esta pedagogía, incluyendo el tipo de manualidades que se suele proponer.

En la pedagogía Montessori, la vida práctica tiene un papel esencial para el desarrollo del ser humano. Aunque María Montessori definió algunas actividades de vida práctica como se hacían en esa época, es importante adaptarse a los tiempos y proporcionar únicamente lo que sea relevante con nuestra forma de vivir. Hay que ser muy práctico en esta área. Por ejemplo, no solemos abrillantar la plata estos días, así que en un hogar, no sería algo que ofreceríamos.

Por otro lado, una escuela Montessori está recreando una casa. Se pueden encontrar en el ambiente preparado materiales para hacer trasvases, aprender a abotonar, etc., colocados en sus bandejas respectivas para facilitar su uso por los niños. Sin embargo, una casa ya tiene todas estas cosas integradas en las actividades cotidianas como vestirse, comer, cocinar, etc. Por eso somos partidarias de no ofrecer esas actividades en bandejas, sino en integrar al niño en la vida del hogar: que aprenda a vestirse solo, cocinar, limpiar, lavar la ropa, fregar los platos, etc. Los niños están encantados de participar en actividades reales, con un propósito. Si se les da a elegir entre cocinar o practicar a trasvarar agua (sin un propósito), elegirán siempre lo que les hace pertenecer y les hace ser parte de la familia. También les atrae más lo que nos ven hacer y las cosas que tienen un fin concreto. Para que puedan realizar estas actividades, es necesario adaptar el espacio a su tamaño y necesidades en cada momento.

Se suele poner al alcance de los niños las cosas que suelen usar, como vasitos de cristal, jarras de agua, etc., cosas que se pueden romper (y que de vez en cuando se rompen) para que aprendan a llevar las cosas con delicadeza, a respetarlas y a cuidarlas. La autoestima del niño aumenta cuando permitimos que use nuestras cosas en lugar de facilitarle alternativas de plástico.

Es importante proporcionar herramientas que estén al alcance de los niños y adaptadas a su tamaño. De esta manera el niño puede aprender a usarlas al lado de los adultos. Los pequeños detalles, como poder ponerse su agua (ya sea mediante una pequeña fuente a su altura, o una jarrita con agua preparada en la cocina) le enviarán el mensaje de sentirse capaz y lo convertirán en un niño autónomo. Igualmente, ponemos al alcance de los niños pequeñas escobas y fregonas, cosas para poner la mesa, y lo que sea necesario para que puedan hacer cualquier actividad de vida práctica como lo hacemos nosotros.

Comer solos

Los niños desde que empiezan a comer a los seis meses lo pueden hacer solos. En Montessori, se les suele preparar una mesita y una sillita pequeñas donde sentarse a comer. Se les proporciona una cuchara y un vasito de cristal para beber agua y están encantados de poder hacer lo mismo que nosotros. De esta forma aprenderán a comer y a beber. Por supuesto los vasos se pueden romper, pero eso es parte del aprendizaje, que las cosas se tienen que tratar de una determinada manera o se rompen.

Comer de forma autónoma es el mayor ejercicio de motricidad que existe. Coger guisantes con los dedos, haciendo la pinza, llevarse la comida a la boca, aprender a beber de un vaso o a usar una cuchara… Estas acciones que a los adultos nos parecen tan sencillas, para un niño que nunca lo ha hecho es una labor de superación personal. Es importante darles oportunidades de sentir la comida entre los dedos, de comer de forma autónoma, aunque se manchen, porque es una experiencia motriz como ninguna otra.

Cocinar

Una de las actividades más completas que se pueden ofrecer consiste en cocinar con niños. Para ello es importante que tengan un lugar cómodo y estable donde trabajar. Se puede usar una torre de aprendizaje o un alzador, para que lleguen cómodamente a la banqueta de la cocina. También pueden tener una mesita a su altura en la cocina donde poder trabajar, o una cocinita adaptada a ellos de forma práctica (no de juego). Es importante que el adulto que acompaña esté relajado, para que la experiencia sea agradable para ambos. Habrán accidentes y derrames de líquidos y harinas y lo que modelemos cuando esto sucede los predispondrá o no a esta actividad.

Los delantales Montessori tienen una goma elástica en el cuello y un velcro en la cintura, para que se lo puedan poner de forma autónoma.

Los cuchillos se introducen a una edad temprana y se modela un buen uso, con seguridad. Se empieza por el cuchillo de cortar patatas y más adelante se introducen cuchillos para cortar todo tipo de comidas. 

También los peladores son interesantes para pelar zanahorias o calabacines.

Cuando los niños son pequeños, se les pueden preparar los ingredientes y un pictograma o fotos del proceso, para que puedan seguir la receta de forma autónoma. Cuando son más mayores y saben leer, se puede escribir la receta paso a paso para que la vayan leyendo y haciendo. Es una práctica de lectura excelente.

Cuidar de un huerto

Cuidar de un huerto es una actividad muy completa para los niños. Es ideal proporcionar herramientas de su tamaño, guantes, y un delantal para el jardín.

Recomendamos cultivar plantas o crear un huerto con los niños y planificarlo según las estaciones. A los niños les encanta ocuparse del huerto, ver crecer las cosas que plantan, germinar semillas, regar las plantas. Puedes empezar por algo pequeño y si vives en un piso, puedes hacer un huerto urbano. Es una actividad muy interesante para aprender sobre plantas, frutos, vegetales y el paso de las estaciones.